Título original | Discours de la Méthode |
Autor | René Descartes (ver biografía) |
Género | Filosofía |
Año de publicación | 1.637 |
“Discurso del Método” es una obra filosófica que plantea una nueva forma de pensar y buscar la verdad. Descartes expone su famoso lema 'Pienso, luego existo' y explica su método deductivo para llegar a conocimientos indudables. El libro aborda diversos temas, desde la duda metódica hasta la relación entre mente y cuerpo, sentando las bases del racionalismo y la filosofía moderna.
Descartes afirma haber encontrado un método particularmente eficaz para guiar su razón que le ha ayudado a realizar numerosos descubrimientos significativos en sus investigaciones científicas. Se propone explicar su método a través de la autobiografía: cuenta la historia de su desarrollo intelectual y de cómo llegó a este método.
Desarrolló su método en gran medida como reacción a la educación en filosofía aristotélica que recibió de los jesuitas. Le aseguraron que su educación le traería saber y certeza, pero terminó descontento. No había encontrado ninguna certeza, sólo dudas cada vez mayores, así que abandonó la escuela y viajó por el mundo, aprendiendo sobre diferentes pueblos y diferentes costumbres.
El verdadero punto de inflexión se produce el 10 de noviembre de 1.619, cuando pasa un día solo en una habitación con sus pensamientos. Decide poner en duda todas sus creencias y opiniones anteriores, aferrándose únicamente a ciertos principios rectores y a ciertas máximas morales que le ayudarían a vivir productivamente durante este periodo de duda. Aplicando estos principios al álgebra y a la geometría tiene un gran éxito, descubriendo la geometría analítica.
Tras nueve años de viaje, se instala en Holanda y comienza una investigación filosófica sistemática. Descubre que puede dudar de casi todo, excepto del hecho de que existe. El mero hecho de dudar le sugiere que debe existir, pues de lo contrario no podría dudar. Concluye: "Pienso, luego existo". Su conocimiento de esta afirmación es una "percepción clara y distinta": no es algo que aprenda mediante el razonamiento, sino algo que simplemente sabe porque es incapaz de dudar de ello. Concluye además que es esencialmente un ser pensante y que su alma es distinta de su cuerpo. También aporta dos argumentos para demostrar la existencia de Dios.
Descartes afirma que también ha desarrollado una serie de principios científicos que le han permitido realizar un gran número de descubrimientos. Inicialmente había previsto publicarlos en una obra titulada El mundo, pero suprimió el manuscrito cuando se enteró de la condena de Galileo por la Inquisición. En su lugar, ofrece un breve resumen del tipo de cosas que trata en esa obra. Afirma que prefiere permanecer libre de polémicas en vida para poder dedicar su energía a seguir investigando y no a enconadas disputas. Los tres ensayos -sobre óptica, meteorología y geometría- pretenden servir de ejemplo de cómo puede aplicarse su método. También espera que la publicación de estos ensayos induzca a otros a aportar sus ideas también en esos campos.
El Discurso del Método es un libro fascinante, como obra de filosofía y como documento histórico. Descartes vivió y trabajó en un periodo que Thomas Kuhn denominaría "cambio de paradigma": una forma de pensar, una visión del mundo, estaba siendo lentamente sustituida por otra. La obra de Descartes, aunque forma parte del nuevo paradigma, sigue teniendo un pie en el antiguo modo de pensamiento.
La antigua cosmovisión, en decadencia, era el aristotelismo escolástico. El paradigma aristotélico tenía una concepción de la mente, del conocimiento y de la ciencia que hoy puede parecernos muy ajena, pero esta concepción dominó el pensamiento occidental durante unos dos mil años.
Según la tradición aristotélica, la mente propiamente dicha -lo que está exclusivamente "dentro de la cabeza"- se limita a la razón y el entendimiento. La percepción sensorial, la imaginación, la voluntad, etc., hacen referencia a cosas fuera de la mente y, por tanto, no son puramente mentales. Más bien, son el vínculo que nos conecta con el mundo exterior. Según Aristóteles, no hay distinción entre lo que percibo y lo que está "ahí fuera". Así, la experiencia sensorial nos proporciona un conocimiento directo e inmediato de los objetos del mundo.
La ciencia, en esta cosmovisión, consiste en tomar la evidencia inmediata de la experiencia sensorial y deducir ciertas conclusiones a partir de ella. La experiencia sensorial es indudable y las deducciones son lógicas, por lo que todo conocimiento científico se basa en la certeza absoluta.
Una de las aportaciones más significativas de Descartes a la revolución científica es su concepción de la experiencia sensorial, la imaginación y la voluntad como fenómenos mentales tan subjetivos como la razón y el entendimiento. Su duda sistemática cuestiona cómo podemos estar seguros de lo que percibimos. Descartes establece una distinción tajante entre lo que nos informan nuestros sentidos y lo que está "ahí fuera".
Esta nueva concepción de la mente sacude los cimientos de la escolástica aristotélica. Si la experiencia sensorial ya no es evidente, entonces ya no podemos deducir ciertas verdades científicas a partir de estas observaciones. Esencialmente, Descartes nos hace muy conscientes de lo que implica una observación científica. No se trata de un acto puramente neutro y objetivo de ver el mundo tal como es; es un acto interpretativo que debe llevarse a cabo con gran cuidado y circunspección.
El paradigma científico actual debe mucho a Descartes. Hoy hemos llevado el método de Descartes un paso más allá. Ahora, llegamos a la conclusión de que nunca podremos tener una certeza absoluta en las ciencias. Todo lo que podemos esperar son teorías sólidas que se apoyen en observaciones cuidadosas.
El propio Descartes no llega a esta conclusión. En gran medida, sigue empeñado en encontrar la certeza. Su búsqueda de la certeza, que comienza con la famosa frase "Pienso, luego existo", ha definido en gran medida el curso de gran parte de la filosofía desde su época. Podemos debatir si Descartes está en lo cierto al haber encontrado certeza en esta afirmación, y podemos debatir qué tipo de conocimiento es éste, pero parece claro que no es un tipo de conocimiento aplicable a la ciencia en su conjunto. Al encontrar esta certeza, Descartes espera reconstruir la ciencia según el método aristotélico de deducción a partir de ciertos primeros principios. En retrospectiva, este esfuerzo puede parecer un poco equivocado.
Aunque su filosofía de la ciencia pueda estar un poco desviada, el método filosófico que Descartes utiliza en la cuarta parte del Discurso ha demostrado ser extremadamente valioso. Su método de la duda escéptica ha planteado importantes cuestiones filosóficas sobre cómo podemos estar seguros de algo, o incluso saberlo. Su nueva concepción de lo que es la mente ha definido en gran medida la forma de la psicología y la filosofía occidentales desde entonces. Su afirmación de que el hombre es esencialmente un ser pensante y de que su mente es distinta de su cuerpo también ha planteado una serie de importantes cuestiones filosóficas: ¿cuál es mi relación con mi mente? ¿Cuál es mi relación con mi cuerpo? Si son distintas, ¿cuál es la relación causal entre ambas? etc. En efecto, Descartes enmarca las cuestiones que han preocupado a lo que hoy llamamos "filosofía moderna".