Resumen Corto de Fortunata y Jacinta

Ficha del Libro

Resumen Breve

La tintorería Santa Cruz de Madrid, fundada en el siglo XVIII, proporciona ingresos a Juanito Santa Cruz. Graduado en la universidad a los veinticuatro años, aún no está preparado para ocupar su lugar en el negocio familiar. Quiere disfrutar de la vida, y Bárbara Santa Cruz, su madre, lo mima. Su principal consejero es un antiguo empleado, Plácido Estupiñá, que en su tiempo libre se dedica al contrabando de mercancías en la ciudad.

En casa de un compañero, Juanito conoce a la atractiva Fortunata y la toma como amante. Poco después, Estupiñá se entera de la aventura, y la madre de Juanito acuerda para él un matrimonio con su bella pero pasiva prima, Jacinta. Se casan en mayo de 1.871. Cuando regresan de su luna de miel, Fortunata abandona Madrid.

Jacinta descubre con el paso de los años que no puede tener hijos. Al enterarse de algunos detalles de la anterior aventura de su marido con Fortunata, incluido el hecho de que su amante le dio un hijo apodado Petusin, se pregunta si es su deber hacerse cargo del niño. Mientras tanto, Juanito recibe la noticia de que Fortunata ha vuelto a Madrid. Inmediatamente comienza a buscarla, pero su búsqueda termina cuando una infección pulmonar le incapacita durante largo tiempo.

Entre los admiradores de Fortunata se encuentra el malogrado y esquizofrénico Maximiliano Rubín, huérfano de orfebre, que, como sus dos hermanos, sufre violentos dolores de cabeza. Delgado y débil, fue criado por su tía Lupe, que le permitió vivir en un mundo de su propia imaginación. Mientras estudia para farmacéutico, conoce a Fortunata en casa de una amiga. Su pobreza le permite pasar por alto su fealdad y salir con él. Cuando ella le confiesa su pasado, él le propone matrimonio para redimirla.

Al enterarse de su plan, la tía Lupe envía a uno de sus hermanos, sacerdote, a hablar con Fortunata. La mujer le dice con franqueza que Maximiliano es el único de sus amantes -excepto uno ahora casado- por el que se ha preocupado alguna vez. El sacerdote le propone que pase un tiempo en un hogar para niñas descarriadas; si la experiencia le resulta beneficiosa, él aceptará el matrimonio. Tras una temporada en la institución, Fortunata se casa con Maximiliano un día en que éste sufre uno de sus peores dolores de cabeza.

Enterado de antemano de la propuesta de matrimonio, Juanito toma una habitación en la pensión que van a ocupar Fortunata y su marido. Al principio su intención era sólo volver a ver a Fortunata, pero la noche de la boda el marido de ésta enferma, y Fortunata y Juanito reanudan su antigua intimidad. Maximiliano, al enterarse de la aventura, se pelea con Juanito, que abate al enclenque farmacéutico y lo envía al hospital con la laringe herida. Entonces Fortunata recoge sus pertenencias y abandona a su marido.

Juan Pablo, el segundo de los hermanos de Maximiliano, pasa las tardes en uno u otro café con sus compinches, entre ellos el anciano coronel Evaristo Feijoo . Mientras asiste al desfile de la restauración de la monarquía en 1.874, uno de los merodeadores ve a Juanito y Fortunata compartiendo balcón. A través de las habladurías, Jacinta se entera de la infidelidad de su marido.

Cuando ella le acusa, él despierta su simpatía por Fortunata contándole lo mal que la trató su marido. Sin embargo, promete romper las relaciones con la mujer. Su mensaje de despedida, con un sobre de mil pesetas, enfada tanto a Fortunata que acude a su casa para armar un escándalo. Sin embargo, la visión de la dulce belleza de Jacinta aplaca su ira y, mientras trata de decidir qué hacer, ve al coronel Feijoo . Feijoo le dice que, como no está preparada para ninguna carrera, sólo tiene tres opciones: volver con su marido, aceptar las atenciones de cualquier hombre con dinero para pagarle o aceptarlo como protector.

Escoge a Feijoo, al tiempo que planea asegurar su futuro tras la muerte de éste y reintegrarse en la gracia de la familia Rubín. En una ocasión, Fortunata se encuentra cara a cara con Jacinta, que desconoce el aspecto de la antigua amante de su marido. Dividida entre la belleza y la bondad de Jacinta y el odio que siente por ella como esposa de Juanito, Fortunata le confiesa su identidad, para confusión de Jacinta.

Sólo una de las mujeres presentes en el encuentro sabe qué hacer. Guillermina Pacheco le pide a Fortunata que vaya a verla al día siguiente para discutir la situación. La franca conversación entre las dos mujeres es escuchada por Jacinta, que se encuentra en la habitación contigua. El golpe más cruel para Jacinta es la insistencia de Fortunata en que Juanito la necesita, ya que ella le dio el hijo que su mujer nunca pudo darle. Cuando Fortunata descubre a la fisgona, sus airadas palabras demuestran que sigue siendo esencialmente de clase baja.

Más tarde, Fortunata tiene una escena con Maximiliano, que poco a poco va perdiendo la cabeza. Al final la echa de casa. Al poco tiempo, ella y Juanito vuelven a ser amantes. Maximiliano intenta ganarse la vida trabajando en una droguería, pero su estado mental le hace cometer peligrosos errores al mezclar las drogas. Su patrón tiene dos hijas. Una de ellas es Aurora, viuda de treinta y tres años de un francés asesinado mientras luchaba contra los prusianos en 1.870. Viste a la moda parisina y no tarda en llamar la atención de Juanito, según se entera Fortunata para su desgracia.

Mientras tanto, Moreno Isla se enamora violentamente de Jacinta. Él y Guillermina Pacheco, sobornada por Moreno, intentan convencerla de que su marido nunca le será fiel, pero Jacinta no da ánimos a Moreno. Al mismo tiempo Aurora, para sus propios fines, intenta convencer a Juanito de que su mujer está enamorada de otro hombre.

Fortunata está embarazada y por eso teme seguir viviendo con Maximiliano. Éste le habla constantemente sobre sus pensamientos sobre la muerte; asustada, se esconde en casa de la tía Lupe. Mientras la busca, Maximiliano descubre pruebas de que Juanito y Aurora tienen una aventura. Finalmente descubre el escondite de su mujer después de que Estupiñá lleve a la casa de los Santa Cruz la noticia de que Fortunata tiene un hijo.

Maximiliano, que ya no quiere matarla, entra por la fuerza en la habitación de Fortunata y le cuenta lo que sabe sobre Juanito y Aurora. Aunque el médico le ordena que no abandone la cama, Fortunata se apresura a vengarse del enemigo de Jacinta y del suyo propio. El esfuerzo le causa la muerte. Antes de morir, envía una carta por Estupiñá a Jacinta. En la carta le pide a Jacinta que cuide del hijo de Juanito.

El verse obligado a reconocer su paternidad es un duro golpe para Juanito, pues pierde la estima que le quedaba de su esposa. Se da cuenta, tristemente, de que sus aventuras lo llevan a la vejez de espíritu, cuando aún es joven, con un futuro vacío e infeliz por delante.